El horno es un gran consumidor de energía al generar calor a altas temperaturas en un periodo muy breve de tiempo. Su consumo en el hogar no es de los mayores ya que se utiliza con menos frecuencia que otros electrodomésticos.
Según la fuente de energía se distinguen dos tipos de horno:
• Horno a Gas: menos frecuente en los hogares,
• Horno Eléctrico: son más frecuentes en los hogares españoles, y cuentan con algunas mayores prestaciones en cuantoa limpieza, por inercia térmica que el de gas, por lo que en general se desaprovecha parte de la energía aportada.
Disponen de etiquetado de energético que facilita conocer que aparatos son más eficientes.
No es necesario precalentar el horno para cocciones superiores a una hora. Los hornos con «circulación forzada» reducen su tiempo de cocción, al menos en un 15%.
• No abrir el horno innecesariamente para revisar la comida. Cada vez que se hace se pierde un mínimo del 20% de la energía acumulada.
• Apagar el horno antes de finalizar la cocción: el calor residual será suficiente para acabar el proceso.
Todos los aparatos eléctricos y electrónicos deben tratarse separadamente como residuos desde que salen de tu domicilio, con destino reciclaje.
¿Sabías que en el punto de venta están obligados a aceptar de forma gratuita un aparato idéntico al que adquieres? Ellos se encargarán de introducirlo después en el circuito del reciclaje.